Carlos Matilla, estudiante de ingeniería naval y aeronáutica, busca dos millones de euros para poner en el aire el primer aeromóvil «marca España». El ingenio despega en vertical, vuela a mil metros de altura y alcanza los 430 km por hora
España se convierte en el primer país del mundo en comercializar un coche volador. Este es el titular que a Carlos Matilla le gustaría ver impreso en los periódicos algún día no muy lejano. De momento se tiene que conformar con este otro: Un joven ingeniero busca dos millones de euros para cumplir su sueño. Carlos tiene claro que entre un titular y otro no debe pasar más de un lustro. El promotor del primer coche volador español es un estudiante madrileño de 25 años que está en el último curso de ingeniería aeronáutica y prepara el proyecto de licenciatura de ingeniería naval en la Universidad Politécnica de Madrid. Al chaval, desde luego, no le va a faltar trabajo.
Pero desde hace ya unos meses, todas sus energías se las lleva el Helikar, el primer coche volador con matrícula española, un ingenio capaz (de momento solo sobre el papel) de cubrir la distancia entre Madrid y Granada (430 kilómetros) en una hora y sin repostar.
Carlos es la cara en España de la empresa Fuvex (nombre con el que rinde homenaje a Fuve, la asociación universitaria con la que compite en concursos internacionales de artefactos no tripulados) que creó junto a José Joaquín Vila, un veterano ingeniero experto en helicópteros que propuso al joven la idea del Helikar al observar su talento después de colaborar en la versión ‘drone’ de un autogiro. Vila trabaja en México DF, donde cada día cientos de altos ejecutivos y millonarios recurren al helicóptero para salvar los salvajes atascos de la capital azteca y, de paso, la posibilidad de sufrir un secuestro. Lo mismo sucede en Sao Paolo, Singapur o Nueva York. Fuvex vio ahí una oportunidad de negocio y se puso a trabajar en todo el tinglado técnico y en el diseño del aeromóvil, que recuerda a los coches voladores de ‘Blade Runner’, una película que ha servido de inspiración a Matilla.