La presencia de cifras elevadas de cortisol, hormona que se asocia al estrés, en adolescentes con síntomas, multiplica por catorce las probabilidades de desarrollar depresión.
Saber si una persona tiene o no depresión ha sido siempre una cuestión muy subjetiva, especialmente en los niños y adolescentes. Pero es posible que por fin exista una prueba física y cuantificable. Basta un simple test de saliva para medir los los niveles de una hormona, el cortisol, para determinar si una persona, en este caso un adolescente, tiene riesgo de sufir este trastorno mental.
De alguna manera el hecho de poder medir físicamente un marcador va a facilitar el diagnóstico de aquellas personas con depresión. La presencia de cifras elevadas de cortisol, hormona que se asocia al estrés, en los adolescentes varones que poseen además la sintomatología de la depresión, multiplica por catorce las probabilidades de desarrollar depresión.
Por eso, los investigadores de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, aseguran haber identificado el primer biomarcador -una señal biológica- de la depresión y consideran que gracias a esto se podría identificar aquellos niños que podrían tener un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad y así proporcionar tratamiento preventivo.La depresión, mayor o clínica, es un grave problema de salud mental que afecta a una de cada seis personas en algún momento de su vida. Sin embargo, hasta ahora no se habían identificado biomarcadores para la depresión mayor. «Ahora disponemos de una manera muy real de identificar a los adolescentes con mayor probabilidad de desarrollar depresión lo que puede ayudar a orientar estratégicamente los programas de prevención e intervención en estos individuos», afirma Ian Goodyer de la Universidad de Cambridge. Para Matthew Owens, otro autor del estudio que se publica en «PNAS», «el nuevo biomarcador permitirá un enfoque más personalizado de aquellos niños con un mayor riesgo de depresión».