Esta disposición de las partículas parece desorganizada a pequeñas distancias, ero tiene un orden oculto que permite que el material se comporte tanto como un cristal como un líquido. Combinadas, estas características significan que los circuitos ópticos hiperuniformes, detectores de luz y otros materiales pueden ser controlados para ser sensibles o insensibles a ciertas ondas de luz.
El descubrimiento se produjo cuando los investigadores estudiaban los conos, las pequeñas células sensibles a la luz que permiten la percepción del color, en los ojos de los pollos. Para estas aves y otras que son más activas durante el día, estos fotorreceptores vienen en cuatro variedades de color diferentes -violeta, azul, verde y rojo- y un quinto tipo para detectar los niveles de luz, y cada tipo de cono tiene un tamaño diferente.
En los ojos de muchas criaturas, estas células visuales están distribuidas en un patrón obvio, como los conos de los insectos, que se presentan de forma hexagonal. A primera vista, sin embargo, los conos de los ojos del pollo parecen estár en desorden.